¿Qué es la agricultura ecológica?

Es un tipo de agricultura que prescinde de la utilización de sustancias químicas -como pesticidas o fertilizantes- para obtener alimentos naturales, saludables y con todas sus propiedades nutritivas. Es, sin duda, el denominador común de la agricultura y la ganadería ecológica que proporciona alimentos de máxima calidad a través de técnicas respetuosas con el medio ambiente.

¿Qué ventajas tiene?

La producción natural garantiza que todos los productos, sean frutas, verduras, hortalizas, miel, carne...hasta quesos o aceites, conserven siempre su sabor auténtico y todos sus nutrientes. La producción ecológica no sólo da como fruto productos sanos y ricos. Además, permite la diversificación de las producciones, un mayor valor a la producción final y la creación de empleo en zonas rurales.

¿Cómo se garantiza su calidad?
Los productos ecológicos, además de pasar los controles oficiales a los que se someten todos los alimentos, son objeto de una certificación adicional supervisada por las administraciones autonómicas que, cada año, inspeccionan las explotaciones e industrias agroalimentarias. Para diferenciarlos de los tradicionales, deben llevar siempre las menciones "ecológico, eco, biológico, bio y orgánico". Y su etiqueta debe mostrar el nombre o código de la entidad que certifica la autenticidad del producto, que puede estar acompañado de diversos logotipos, entre ellos el de CRAE.

¿Qué beneficios nos aportan los productos ecológicos?

Los productos ecológicos están libres de residuos tóxicos -fertilizantes sintéticos, conservantes, pesticidas, aditivos y antibióticos entre otros-. Son más sanos y saludables que los convencionales, que utilizan toda clase de químicos y ambientes contaminados y de modo artificial aceleran el crecimiento.

Son alimentos más saludables para nuestro organismo, porque contienen mayor número de vitaminas, oligoelementos, micronutrientes y minerales, que otros. Por ello son considerados la mejor forma de prevenir que nuestro organismo se convierta en un almacenador de residuos tóxicos que sólo pueden ocasionar enfermedades, daños en la piel y desórdenes digestivos. Se habla de innumerables beneficios por los altos niveles de ácido salicílico que contienen, que puede ayudar a la prevención de trastornos lumbares, contracturas, problemas cardíacos, de colón o digestivos, cáncer y diabetes, entre otros.

Además de beneficios saludables, los productos ecológicos disminuyen gastos, por el no uso de energía y por los componentes que intervienen en su resultado, que provienen de la propia tierra. Con estos productos se vuelve a lo natural y auténtico, utilizándolo a favor de la salud y la calidad de vida, con productos más beneficiosos y con mejor sabor.

¿Sabías que el consumo ecológico beneficia directamente a nuestro planeta?

Preparar ricas recetas de alimentos biológicos beneficia a nuestro organismo y al Planeta. Pero para ello también es fundamental apostar por un consumo responsable. La filosofía de usar y tirar está a la orden del día y es el motor generador de más basura del mundo. Por ello, son básicas unas pautas básicas de uso y consumo, que se equilibren con la reutilización. Este sería el decálogo básico:

.- Consumir productos frescos, aportan más sabor y menos residuos.
.- De los manufacturados, evitar los precocinados y bollería industrial, fuente de grasas industriales (trans), que fomentan la obesidad, la diabetes y graves problemas cardiovasculares.
.- Intentar reducir el consumo de carnes rojas, dulces y grasas, en beneficio de fruta y verdura, cereales y legumbres, como marca la dieta mediterránea.
.- No derrochar comida, no consumir más de lo que vamos a comer. Las sobras son un reflejo del desequilibrio consumista de nuestra sociedad.
.- Elegir bien los productos. En la medida de lo posible, optar por los de agricultura biológica: Cereales, café, miel, azúcar, frutas, verduras, aceites, vino... Están libres de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que revierte en campos y aguas más limpias.
.-Productos de temporada. No sólo están más ricos, sino que conservan todo el sabor y las propiedades nutrientes, son más baratos y contribuyen a respetar el MedioAmbiente, porque mantienen el ciclo natural agrícola y contribuyen a sostener microeconomías agrarias locales que no agotan el suelo como sucede con los monocultivos intensivos.